MÉRIDA.– La baja presencia de las especies marinas que causan su evolución, su ubicación de hasta 35 kilómetros lejos de la costa, así como los vientos y corrientes que favorecen su retirada son factores que llevan a considerar que las playas yucatecas se mantienen libres de marea roja, hecho que se dio a conocer este día durante una reunión ordinaria del Comité de Seguimiento y Evaluación de este fenómeno.
Omar Eduardo Ancona Capetillo, subdirector de Riesgos Sanitarios de la Secretaría de Salud estatal (SSY), reiteró que la población puede estar tranquila ya que con base en los muestreos se observa que las condiciones se han disipado y por el momento no existe situación que indique peligro para el humano respecto al florecimiento algal nocivo.
“Pueden consumir los productos del mar sin temor, pueden disfrutar de las playas sin mayor problema porque ya no existen las sospechas de su aparición. Sin embargo tenemos que ser responsables y revisar que los alimentos que consumamos estén en buen estado, así como cuidar los límites cuando practicamos cuestiones recreativas”, enfatizó.
El funcionario dijo que un importante factor para la disminución de este fenómeno fueron las condiciones climatológicas favorables, y aunque se considera que por el momento la etapa está superada, el Comité estará alerta en caso de que algún indicador se active.
Por su parte, Ana Beatriz Várguez Iuit, líder del Proyecto Marea Roja, comentó que aún cuando el reporte es positivo para Yucatán no se baja la guardia y se reforzará el muestreo porque aun continúa el periodo en el que existe mayor probabilidad de que se presenten estos eventos, que va de marzo a septiembre.
“Si las condiciones son adversas para estos microorganismos se deshacen y mueren, situación por la cual en estos momentos no tenemos ninguna formación, pero ante los cambios de temperatura puede ser que surja alguna dentro un mes o dos, por eso se hace el monitoreo permanente para detectar situaciones de riesgo”, aseveró.
Agregó que como parte de los trabajos se implementó una revisión de las áreas que presentaron afectación por las manchas, que abarcó desde Chuburná hasta Chicxulub. Aquí no se encontraron peces muertos, únicamente en el Playón de Progreso, pero éstos se relacionaban más con el descargue de los pescadores que con el florecimiento algal nocivo.
Se mantendrá especial vigilancia al noroeste del territorio, específicamente en la zona de Dzilam de Bravo y Cabo Catoche, en Quintana Roo, que es el área donde las aguas continentales son ricas en nutrientes que causan eventos de marea roja, expuso Várguez Iuit.
La encargada del Proyecto informó que se estableció un convenio de colaboración con el vecino estado para coordinar esfuerzos e informar, desde ambas partes, si se llegara a detectar algún indicador de riesgo. En este sentido, destacó que los pescadores representan un importante apoyo para las tareas, ya que ellos llegan a aguas profundas donde es más complicado obtener muestras.
Finalmente, expresó que se han establecido puntos estratégicos desde donde se realiza el monitoreo permanente de toda la costa y están en Celestún, Sisal, Chuburná, Chelem, Chicxulub, Uaymitún, San Benito, Telchac, San Crisanto, Chabihau, Santa Clara, Dzilam de Bravo, San Felipe, Río Lagartos, Las Coloradas y El Cuyo, además de dos en Progreso por su afluencia.
El Comité lo conforman representantes de las Secretarías de Salud estatal (SSY) y federal (SS), de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente (Seduma), de Fomento Económico (Sefoe), de Fomento Turístico (Sefotur), de Seguridad Pública (SSP), de Marina-Armada de México (Semar), de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa).
Asimismo, de las Unidades Estatal de Protección Civil (Procivy) y Multidisciplinaria de Docencia e Investigación (UMDI) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), además de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), los Institutos Nacional de Pesca (Inapesca) y Tecnológico de Mérida (ITM), así como de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) y el Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav).