MÉRIDA.– El inmueble ubicado en la calle 65 entre 48 y 50, en el Centro Histórico de Mérida, que fue vendido al Partido Revolucionario Institucional (PRI) por el Gobierno del Estado en 1992 por la suma de tres millones de pesos, es un edificio representativo de la arquitectura neo-maya de principios del siglo XX.
Fue inaugurado el 1 de mayo de 1928 y es obra del arquitecto italiano Angel Bachini (1861-1948), quien en 1926 ganó el concurso convocado para tal efecto por el entonces Gobernador Álvaro Torre Díaz y su función era dar cabida al Partido Socialista del Sureste (PSS) y alojamiento a la gente que llegaba a la urbe meridana desde las comunidades rurales del interior del Estado, amén de brindar otros servicios.
Actualmente, este predio luce abandonado, pues sus instalaciones están dañadas, sucias en varias de sus partes y no parece que haya intención de parte del tricolor para rescatarlo, a pesar de que está catalogado como Monumento y Patrimonio Histórico de Mérida, informa Por Esto.
Cualquier persona que entre a la Casa del Pueblo se percata de lo anterior y al realizar un recorrido por dentro, detectamos sillas y bancas rotas, los baños no se salvan de un estado similar, puertas y ventanas a punto de desprenderse y parchadas con remedios caseros para que no caigan y hay maleza en lo que otrora tiempo fueron áreas verdes..
En la parte de atrás, a un costado del escenario del teatro “Felipe Carrillo Puerto”, había un gimnasio en el que se forjaron grandes glorias de la Fistiana local como Silverio “Chamaco” Ortiz, Joe “Dinamita” Hernández, Vicente Pool y otros púgiles de antaño.
Sin embargo, el lugar hoy está convertido en un enorme basurero, hay insectos y alimañas por doquier, los teporochos, vagos y malvivientes que deambulan por el sector lo usan para cagar o uixar por lo que apesta a rayos, sin posibilidad de que sea rehabilitado para que se utilice como sitio para que entrenen los nuevos púgiles.
Algunos empleados del PRI que pidieron no publicar sus nombres, lamentaron que la Casa del Pueblo esté en tales condiciones; además, los directivos del instituto político alegan que no hay plata para darle el debido mantenimiento, más ahora que el PRI está sumido en una profunda crisis económica a causa de la debacle que sufrió en las elecciones del 1 de julio de 2018.