MÉRIDA.— Autoridades ambientales estatales tienen entre sus prioridades para 2016 dar continuidad al programa de recuperación de las playas más erosionadas de la entidad, el cual ya tiene un avance de más del 60 por ciento.
El titular de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente, Eduardo Batllori Sampedro, dijo que este año se iniciaron trabajos en un tramo de siete kilómetros de costa erosionada de Progreso, donde se depositarán 400 mil metros cúbicos de arena para cubrir un ancho de 30 metros hasta la orilla del mar, con un metro de alto.
En entrevista, el funcionario señaló que en esos trabajaron se canalizará un total de 50 millones de pesos, entre recursos federales y estatales.
Adelantó que para el próximo año se espera dar continuidad a esas labores en otros puntos de la costa norte del estado afectados por la erosión, así como abarcar otras áreas de la costa poniente y oriente.
Reportó que las obras de este año incluyeron el retiro de 500 espolones que afectaban las playas y contribuían a la erosión.
El programa de rescate también contempla la reforestación de las zonas recuperadas con la siembra de plantas nativas de la región que también ayudan a la recuperación y equilibrio de los ecosistemas costeros, añadió.
Asimismo, las acciones de rescate incluye la colocación de unos sistemas llamados “geotubos” en puntos estratégicos que sirven de protección de las líneas costeras y ayudan a la recuperación de las playas, precisó.
Otro programa prioritario será el de la instalación de centros de acopio para recolectar envases de productos agroquímicos, uno de los problemas que más amenaza la calidad de los suelos y del manto freático de la entidad, agregó.
Batllori Sampedro recordó que el pasado 12 de noviembre se puso en marcha el primer centro de acopio temporal en esta ciudad y tuvo una “muy buena respuesta”, pues al momento ha logrado recolectar más de tres toneladas de ese material que provoca un fuerte deterioro ambiental.
Mencionó que la meta es ampliar esos centros de acopio y llevarlos a otras zonas de la entidad, sobre todo en las zonas rurales donde hay una gran cantidad de envases vacíos de agroquímicos que no tienen una disposición final adecuada.
Batllori Sampedro estimó que al año se desechan en el campo poco más de 70 toneladas de ese tipo de envases, y el plan es captar la mayor cantidad posible para evitar que se queden en el suelo o sean arrojados en pozos o en cenotes.