Nueve de cada diez mexicanos creen que los partidos políticos y los policías son los más corruptos de México. Esto lo reveló el IMCO (Instituto Mexicano para la Competitividad) y el CIDE (Centro de Investigación y Docencia Económicas) en mayo del 2015. Es probable por ende que tampoco los mexicanos veamos confiables a los políticos emanados precisamente de los partidos políticos.
¿Cuál es el futuro de los partidos políticos en México, en Yucatán y en Progreso? La realidad aplastante es que la clase política actual ha dejado de representar al ciudadano común y corriente. Ese que se levanta todos los días para ver si su exiguo salario le alcanzará para completar la semana. El futuro es propicio entonces para la realización de las candidaturas independientes o el surgimiento de nuevos partidos políticos en donde se refleje una verdadera sensibilidad hacia los ciudadanos.
El surgimiento de nuevos liderazgos que entiendan la democracia de otra forma se hace necesario para reflexionar los acontecimientos vividos en México. La equivocación radical se refiere a la manera en que los partidos políticos se acercan a los ciudadanos a través de sus precandidatos.
En una verdadera democracia el pueblo es el principal elector de los precandidatos. Los esfuerzos que realizan los precandidatos debieran estar dirigidos a conseguir la mayor cantidad de simpatizantes, que comulguen con sus ideas y no con la opinión de algún partido político específico.
Hace seis años tres partidos políticos acumulaban más del 90% de los votos en las elecciones de nuestro país. En la actualidad apenas el 67% de los votantes se interesó por emitir sus votos a favor de los mismos tres partidos. Es obvio que existe una tendencia a la baja en relación a la identificación con los partidos políticos en nuestro país.
El error en México, consiste en que a la ciudadanía se le ha dejado a un lado para proponer candidatos. Al que hay que “conquistar” para obtener una candidatura es al gobernador en turno, al presidente municipal o al presidente del partido. El pueblo sólo es importantes después, cuando ya se obtiene la candidatura. Eso tiene que cambiar en el ámbito político nacional.
Si hablamos de nuestra localidad, aún sin partido político, el virtual candidato en Progreso podría, con una candidatura independiente, haber logrado los mismos resultados. LOS INDEPENDIENTES CIMBRARÁN A LOS PARTIDOS POLÍTICOS Y POR ENDE A LOS POLÍTICOS TRADICIONALES EN MÉXICO. No nos extrañe un presidente de México en tres años que no pertenezca a ningún partido político.
Cuando el ciudadano común perciba que puede participar en política, no solo para votar, sino también para ser votado de una manera real y no sólo legal, sin la necesidad de pertenecer a ningún partido político, se abrirá un enorme laboratorio incluso de índole latinoamericano, para pretender conformar gobierno. Las personas se identificarán con las personas y no con el grupo determinado de personas.
Entonces las ideologías de izquierda o de derecha, o de centro izquierda dejarán de tener sentido. En consecuencia la personalidad del candidato, su liderazgo, sus propuestas, los hechos realizados en su vida, serán elementos que analizar para obtener adeptos. La democracia verdadera se asume entonces como la “cacería” de talentos, no importa edad, ni clase social, ni rango de estudios. Se consolida entonces el liderazgo por carisma o por méritos propios.
Las candidaturas independientes no nos liberan de ninguna forma de los malos políticos ni aseguran la llegada de buenos estadistas al poder. Pero regresa la soberanía a la ciudadanía activa que quiere participar para conformar gobierno. Lo que sucede en nuestro Puerto en la actualidad, políticamente hablando, le puede brindar la oportunidad en el futuro a cualquier ciudadano de poder competir con claras perspectivas de triunfar en las elecciones futuras.
Sin embargo los partidos políticos y por ende los políticos no se quedarán con los brazos cruzados ante la amenaza de los independientes, que atenta contra su modo de vida “modesto”. No se han hecho esperar los candados de las actuales cámaras de diputados estatales. Chihuahua, Veracruz, Sinaloa han aprobado leyes secundarias en materia electoral, donde se imponen nuevas reglas para acotar las candidaturas independientes.
En este sentido, el diputado federal electo independiente, Manuel Clouthier comentó que la validación de nuevas reglas para los candidatos ciudadanos es una muestra de que "la partidocracia …le tiene miedo a los ciudadanos libres. Es más, les tiene pavor y pánico".
Los ciudadanos, el pueblo o el votante pueden entender que las dádivas en regalos, compra de votos, subvenciones, acarreos son cosa del pasado en la medida que se perciba que cualquiera con intensiones honestas podría obtener el poder político. Si se lo permiten las leyes secundarias en materia electoral de los estados, la minoría ciudadana se puede convertir en mayoría gobernante.
Entonces ¿para qué recibir migajas económicas y políticas si se puede conseguir todo el pastel? ¿Para qué seguir permitiendo que otras personas con pobre organización, aspiraciones deshonestas y paupérrimo liderazgo puedan aspirar a gobernarnos? Como diría el sociólogo Auguste Comte “Orden y Progreso”.
Este pastel de poder político vedado actualmente para un grupo “selecto” de casta política incluso hasta de tercera generación, se volverá accesible a una sociedad devastada y cansada de la realidad. Desastre mal organizado en lo económico, en lo político y en lo social que se conoce como México ¿para qué seguir con la misma disposición de mantener un gobierno de esa índole?
Para ese estado de cosas el ciudadano común en vez de ser un mero receptor de prebendas para conseguir su voto, se transmuta en el motor de la democracia. Libera al ser mexicano de una hegemonía de poder político-económico acercándolo a una hegemonía más ciudadana. Este principio básico no podría ser si los mexicanos no nos educamos, preparamos, leemos y conocemos incluso el extranjero (no necesariamente físicamente).
Irónicamente la creación de escuela públicas de nivel superior, la televisión de paga que permite ver infinidad de puntos de vistas, las redes sociales, etc, permiten un mayor apoyo a la perseverancia ciudadana en la búsqueda del bien común. Lo que convierte a los políticos actuales son una especie en peligro de extinción.
Algunas ciudades de tamaño medio en Yucatán están más cercanas a futuras candidaturas independientes. Umán, Progreso, Valladolid, Hunucmá, Motul, entre otras, son tierra abonada ya para las candidaturas independientes. Estos municipios son más propicios para que los ciudadanos pronto puedan competir sin partidos políticos en candidaturas independientes. Tendrán que despertar Tizimín y Ticul entre otros municipios más rezagados en este aspecto.
Dadas las condiciones económicas actuales de nuestro país, por otro lado, se hace irresponsable pasarle las cuentas de la democracia a los ciudadanos que trabajan día con día. Pasar la “charola” al pueblo de manera directa o indirecta para mantener un sistema de partidos políticos, es éticamente irresponsable.
Se dejan de canalizar recursos a los más vulnerables, a la educación, a la salud, a la vivienda, al drenaje, al bacheo, a los servicios públicos; para costear las actividades de los partidos políticos mexicanos. Los ciudadanos tienen un arma poderosísima para terminar con este lastre. Nos referimos a la credencial de elector, pues cada período electoral son los partidos políticos los que rinden cuentas a los ciudadanos. Y son los ciudadanos quienes deciden quienes los gobernarán.
El soporte económico de las candidaturas y los procesos de elección debieran si, tener cierto apoyo por parte del estado, pero no de la manera actual. Convirtiéndose como estructuras que pudieran recibir aportaciones de los ciudadanos que deducirían sus impuestos de esta forma. Evitando el paso indirecto de los recursos al gobierno, que en muchas ocasiones no son utilizados de manera correcta.
Los recursos propios de cada candidato o candidata, sin importar si estas subvenciones son públicas o privadas, deben de seguir dos principios básicos: 1) que sean transparentes y 2) que se puedan controlar a través de límites en sus montos. Estas dos condiciones serían como el galgo que no termina de perseguir nunca a la liebre.
El papel del árbitro en las elecciones es clave. El INE perdió hasta en sus siglas la intención de una Patria FEDERAL, regresándola a tiempos pasados en relación a una Patria NACIONAL, que no deja de ser un llamado a un poder central de controlar lo que debiera ser propio de cada estado. Con sus enormes gastos propios el INE es el elefante blanco más vivo que nunca.
El papel de juez debiera recaer en lo ciudadanos mismos, sin interés de viáticos, automóviles, sueldos, consejeros, etc. La estructura del INE debiera de activarse ÚNICAMENTE con la participación voluntaria de los ciudadanos SOLAMENTE en cada elección, regresando a una mínima estructura, ínfima o pequeña económicamente hablando; que no dañe más las alicaídas arcas de la Patria cuando el país no tenga elecciones. Preocuparse más por lo logístico que por lo político.
Es inconcebible que en la actualidad se gaste tanto en papeletas, plásticos, cintas, tintas indelebles, observadores internacionales pagados (Rigoberta Menchú cobró $10,000 dólares por observarnos votar) y demás aditamentos que nos hemos inventado, cuando con todo ese poder económico podríamos tener elecciones electrónicas inmediatas, confiables y baratas. Es sobre humano contar de uno en uno los votos de las elecciones en un país con más de 70 millones de habitantes en la lista del padrón electoral.
Finalmente queda una estructura más por observar. ¿Qué pasaría si todos los ciudadanos anularan sus boletas en la parte de diputados y senadores? No pasaría nada. El país seguiría funcionando, porque los propios cabildos municipales manejarían sus propias leyes de acuerdo a las necesidades y peculiaridades de cada municipio, expidiendo sus propios reglamentos generales y específicos. Todo ello enmarcado dentro de una constitución nacional, pero sin necesidad de representantes de índole estatal o federal. La muy citada agenda nacional se volvería agenda municipal.
Si volvemos a nuestro análisis de las candidaturas independientes y partidos políticos en Progreso, las candidaturas independientes son sólo un futuro realizable en cuanto la mayoría de la ciudadanía perciba que no es minoría. Sin embargo no hay que olvidar que los partidos políticos siguen teniendo vigencia en Progreso. El tricolor obtuvo los envidiables 8,369 votos, tendrá regidores noveles y sigue siendo una fuerza política importante en la localidad. No se puede considerar de ninguna manera como perdido.
La pregunta no es para el tricolor, ni para el Turquesa con sus 10,513 votos. La pregunta nos conduce irremediablemente a los azules. Es hora de abrir sus puertas y conseguir adeptos, sino el paso del tiempo y la población misma les pasará la factura. Desde hace seis años sólo han obtenido el 10 % de los votos ¡Una regiduría! ¿Se puede ser oposición con una sola regiduría? Se han convertido en un simple observador de los comicios en el municipio ¿Para qué competir? Así como todos los partidos políticos en México que conservan sus registros, son subvencionados por el estado.
Las candidaturas independientes se encuentran a la vuelta de la esquina en Progreso, quien entienda esta simple idea, quien tenga los arrestos necesarios para llevarla a cabo y quien sea firme en sus convicciones podrá convertir a la minoría en mayoría. Pensemos lo que pensemos y creamos lo que creamos, la situación del país nos obliga a pensar mejor y a creer en algo y en alguien mejor.