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10 de Septiembre de 2024

Opinión

El mal y el bien

Paramos el vehículo justo al lado de una de esos lugarcitos donde se expende agua a toda hora. Era ya de noche. Con alegría insensata bajé de la camioneta con mi garrafón en manos.

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EL MAL Y EL BIEN. HISTORIAS BREVES.

(  1  ) PAR DE MALEANTES.

Paramos el vehículo justo al lado de una de esos lugarcitos donde se expende agua a toda hora. Era ya de noche. Con alegría insensata bajé de la camioneta con mi garrafón en manos. Conté mis monedas verificando que fuera el dinero justo. Miré dentro del carro, la familia entera también a su propio ritmo vivía de golpe el atardecer. Al otro lado de mí, con paso cansino dos hombre de mediana edad, enjutos, morenos y sucios, se movían con los ojos puestos en mi vehículo.

El mal estaba presente, sentí en mi corazón un hondo pesar, como si le estamparan una formidable piedra de cementerio. Sólo el cansancio de quien sabe que fechorías los llevó a dudar y seguir adelante en su andar, después del respingo perpetuaron su paso malévolo por este mundo librándonos de sus miradas. Algo en su mirada me dijo que esos hombres eran asesinos. El mal es una presencia, cuando en los ojos humanos transpira un del alma hedor que produce miedo, cuando con sólo mirar sabes que de sus adentros brota infinita maldad, sólo equiparable al dolor que alguien puede proporcionar con un asesinato. Nunca más volvimos a ese lugar, quedó maldito a mi parecer.

( 2 ) LA MAESTRA LUMINOSA.

Siempre he pensado que mi maestra de sexto año influyó en rotundo para que con el tiempo me dedicara a esta profesión. Probablemente me confundiera con una pájaro cantor, pues las preguntas sólo iban dirigidas hacia mí, o que mi voz fuera melodiosa para esos ayeres, que le encantaba escucharme recitar datos históricos como nombres de piratas ingleses, de capitales exóticas o de ríos caudalosos. Era mi juego preferido: el de aprender.

Con sus enormes medias de seda, con sus piernas ya endurecidas por el ballet y los años, su blusa impecable y su falda azul, rematada siempre con ese peinado de madre selva; se sentaba en su enorme piano vertical y nos animaba a cantar. Todo el techo raso de la escuela se llenaba de una fragancia bella. La maestra, enseñoreada por su talento, brillaba en una tenue luz blanca que sólo los niños podían observar. No recuerdo ningún otro ambiente tan impoluto, limpio, tenue; profundamente blanco como los medios días en que la maestra Nilvia Flores tocaba su piano de pared. Sólo así me imagino las cosas más puras de la vida. Tal magnitud de bondad, diáfana, sincera, honesta. Es el ángel que contrasta con el diablo que anda suelto en nuestros días.

(  3  ) EL DIABLO.

Tenía un nombre de hombre. Seco como las hojas muertas. De cabello y barba blanca. Caminaba como hombre, hablaba como hombre, pero sólo eran apariencias.  El espíritu de Moloch se había transformado a sí mismo en oscuridad al convertirse en materia. El licor lo transmutaba en la peor figura literaria existente. Némesis que luchaba con todas sus fuerzas por exorcizarse así mismo. Pues eso me indicaba sus desgarradores gritos que emanaban de su vientre, cada vez que los fuegos de alcohol tocaban sus venas.

Era una lucha atroz contra su peor enemigo. Lucha que ese día no se dio sola, el diablo de su interior interpeló a cuanto ser humano se le puso enfrente. Adentro de la casa se conjugaron entonces insultos, palabrotas, escarnios y mentadas en gerundio. Pues el mal nunca trabaja solo. Entró una fémina en busca de su marido, empeoró el clima. El aire se enrareció y se mesclaron los golpes, los jaloneos, escupitajos, rasguños y hasta mordidas. Rodó una motocicleta que increíblemente hacia de mujer en tiempos de paz… se apagó la luz…se volvió a encender.

Ese dato los sacó del asombro de verse peleando como bestias. Se ajustaron la ropa, se miraron asustados, se persignaron y dejaron en ascuas al mal. Esa misma casa se convirtió en santuario, cuando una noche posterior la virgen me miró, llamándome con una vela a sus pies.

(  4  ) Dios si existe.

No fue por maldad sino por falta de previsión. Se le dejó sola a la nueva maestra enfrentando a la retahíla de padres inconformes por ese cambio tan brusco que ocasiona la falta de movilidad de uno, comparado con toda la fuerza de las buenas intenciones de la otra. Al fin los dos maestros, pero con enfoques diferentes. Uno tras otro los padres en ese desfile de mala gana, molestos, inconformes, ruidosos y hasta amenazantes. Los soportó todos estoicamente, pero lo increíble es que no modificó un ápice su forma de enseñar certera y honrada. Siguió en ese esfuerzo continuo que todos los buenos maestros denotan en sus mejores años laborales.

Cuando la barahúnda de los progenitores enfadados se fue aplacando y al cabo de los días, cuando sólo eran un mal recuerdo, uno de ellos se apostilló en la puerta del salón, escuchando la melodiosa voz chirriante de la maestra, con su brío eterno por explicar sus raíces cuadradas, sus mínimos comunes divisores, sus ecuaciones lineales, etc. Sólo entonces el padre enojado, fiera salvaje en sus reclamos, se convirtió en manso cordero. Entendió que el problema no era la maestra, sino la falta de costumbre de enfrentar las matemáticas de la forma en que se deben de enfrentar. Golpeó la puerta, estiró la mano, la estrechó y pidió disculpas a la educadora.

Ese día me la encontré con el rostro radiante como el sol en el cenit de los países tropicales. ¿Por qué tan contenta maestra? Me contó la historia. Sólo me quedó una pregunta por hacer y la hice. ¿De dónde saca usted la fortaleza para seguir adelante, a pesar de los reclamos y adversidades? La joven maestra de matemáticas, rebuscó en su pecho su crucifijo de plata, probablemente heredado de su abuela del pueblo y contestó: De Dios.

(  5  ) Vándalos.

Quizá el sueño más profundo que tengo es justo el de la media noche. Se necesita algo de fuerza para sacarme de ese letargo especialmente. Los ruidos y las pisoteadas en el techo fueron más que suficiente. Como sin una manada de búfalos que escapara de los parajes del norte de america. Gritos, improperios y desajustes emocionales. Prontamente me desperté ya de pie, apresurado por salir del cuarto y prender la luz. En lo que volvía de sopetón me encontré con el rostro de mi mujer que asustada me indicaba que las voces provenían del patio, justo en la escalera que dejé puesta sin querer. De ahí bajaron y de ahí subieron, cuando se encontraron con el pasillo clausurado.

Al ver tanto revoltijo me animé a salir a la calle donde un grupo de vecinos ya había tomado la calle, preguntándose uno a otro lo que había sucedido. Sin camisa me dirigí a la patrulla de policía, examinando ¿cómo la habían hecho para llegar tan rápido? La respuesta me los dieron los medios al otro día, alrededor de 14 personas habían salpicado con piedras y demás artículos agresivos las propiedades de los vecinos de la colonia contigua. Cuando pasaron por mi casa, iban ya huyendo en estampida de la policía. En la mañana del domingo, salí al patio y para mi sorpresa me encontré con un machete, lo que fortaleció dos cosas en nosotros, nuestros rezos al señor antes de dormir y una inversión importante en rejas de hierro. No tuve miedo… sólo precaución al ver que sólo una pared nos separó de un machete.

(   6   )

Algunas precauciones que debemos de tomar. No llevar carteras u objetos valiosos en manos o brazos por la calle, si llevas bulto ponlo delante de ti. Cuando bajes del vehículo familiar vigila tus espejos antes de hacerlo. Verifica que todas tus cerraduras de casa funcionen adecuadamente y asegúralas cuando vayas a dormir. Si se puede, realiza una inversión de una puerta previa al entrar a la casa y delante de los cuartos donde duermes. No lleves artículos ostentosos a la vista en tu vehículo, maletines, computadoras, celulares, impresoras, etc. Si andas en la calle tarde y a solas, lleva siempre contigo un artículo para defenderte, incluso las llaves pueden ser un escudo contundente para ello. Preferentemente no andes solo o sola. Al andar en pareja uno de ellos puede hacer el rol de vigilante, y turnarse esa encomienda. Acostumbrarse a girar la cabeza en todas direcciones. Tener un código de seguridad intra familiar para hablar por el celular en caso de emergencias personales. Evitar ir a centros más propensos de ser afectados como tugurios o cantinas. Pero ante todo ser precavido siempre. La percepción de control puede ser un aliado, el sentimiento de desvalidez no ayuda ¿Por qué orar por Progreso? Bueno, tristemente ya tenemos muchos motivos.

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