El PRI, “montonero” electoral

Imagínese que en el ring, en una pelea de campeonato de box, tres púgiles se dan contra uno solo. ¿Quién cree que pueda ganar cuando son tres contra uno sólo? Respuesta obvia. Pero ¿Es equitativo que haya una pelea en esas condiciones? ¿Es justo que el grupo reciba el  cinturón por ganar así?

Desde luego que ni es equitativo y menos justo, sino todo lo contrario.

Es más que obvio que en esta hipótesis planteada se vulnera el principio de equidad, pues para que haya un ganador legítimo, como en que cualquier competencia tienen que haber igualdad de condiciones, lo que se conoce “piso parejo”.

Equidad, como la definen los diccionarios, es la cualidad que consiste en no favorecer en el trato a una persona perjudicando a otra. En materia electoral la equidad es uno de los principios rectores adoptados. La equidad en derecho electoral es la cualidad que otorga igualdad de oportunidades en las contiendas.

Tras ligero análisis del concepto, no entiendo como la ley electoral puede ser tan incongruente, ya que por un lado postula el principio de equidad y por otro lo vulnera autorizando las llamadas candidaturas comunes o las llamadas coaliciones.

Estas figuras generan una abierta y profunda falta de equidad como en el ejemplo de boxeador que sólo se enfrenta otros tres. Y esto fue exactamente lo que sucedió en la más reciente elección –aunque no es nuevo- ya que  uno de los partidos, el PRI, actuó como “montonero”.

El otrora hegemónico PRI, que arrasaba con todo y con todos gracias a sus tácticas electoreras, hoy tiene la necesidad de seguir aplicándolas pero además tiene que recurrir a las coaliciones porque ya no puede solo.

Veámoslo en el terreno de los hechos y de los resultados: se dice que el PRI de Nerio Torres perdió por una diferencia de 10,375 votos, lo cual es falso. La diferencia real, si la contienda hubiera sido equitativa, en igualdad de circunstancias, uno a uno, en realidad la distancia real es de 24,212 votos.

¿Por qué se permite esta falta de equidad? Sigamos con los números. El PRI obtuvo 146,237 votos, y el PAN 170,449. Pero gracias a la candidatura común legalmente aceptada, pero totalmente injusta, al PRI se le sumaron los votos de otros partidos: 5,910 del Verde; 3,584 del Panal; más otros 4,343 de la coalición entre todos estos partidos.

Además no es justo ni democrático que, gracias a las coaliciones o candidaturas comunes, tengamos que mantener a los partidos parásitos, que no abonan nada a la democracia, porque no representan opción distinta para los electores, tan es así que ni siquiera tienen capacidad para postular candidato propio. Habrá que analizar cuántas alcaldías y cuántos distritos quedaron en manos del PRI gracias a sus candidaturas comunes y /o coaliciones.

La vulneración el principio de equidad es mucho más profunda ya que el PRI, además de actuar como “montonero” aplica numerosas tácticas que hacen que la contienda no sea en igualdad de circunstancias como: Hacer campaña anticipada, usar recursos públicos para beneficios de sus candidatos, uso de grupos de presión, compra y coacción del voto, acarreos, uso de la fuerza púbica a su favor, entre muchos otras.

Reforma legal necesaria

Qué bueno que la propia consejera presidenta del Iepac, María de Lourdes Rosas Moya, ya declaró ayer que los consejeros propondrán reformas a la ley electoral para que sea más ágil y para que se acaben las coaliciones y candidaturas comunes atentan contra la democracia y la justicia.