Ucrania se enfrenta a una noche complicada. En Kiev, con la oscuridad, han vuelto a escucharse detonaciones. El presidente ucranio, Volodímir Zelenski, se ha dirigido a la nación con un mensaje pesimista: “Esta noche será la más dura. Debemos resistir”, ha dicho en un vídeo. “Muchas ciudades de nuestro país están siendo atacadas: Chernihiv, Sumy, Járkov, nuestros chicos y chicas del Donbás, las ciudades del sur, Kiev…”, ha enumerado. “Esta noche el enemigo utilizará todos los medios disponibles para romper nuestra resistencia, no podemos perder la capital”, ha insistido, y ha pedido a la población que resista. “El destino de Ucrania se está decidiendo ahora mismo”.
Consciente de que los ataques y el avance de las tropas del Kremlin no dejan de aumentar, el banco central de Ucrania ha abierto una cuenta para lograr fondos que sustenten el Ejército al tiempo que se reparten armas entre reservistas. Los combates llegaron este viernes cerca del centro de Kiev. Mientras, las explosiones y la alerta en forma de sirena no cesan. También se extienden los controles policiales en diferentes vías de comunicación, como comprobó EL PAÍS coincidiendo con la llegada de la noche, cuando miles de personas se encontraban ya refugiadas en los túneles del metro y se acercaba el toque de queda que impera desde las diez hasta las siete de la mañana.
Zelenski se niega a apartarse del poder ante la agresión rusa, que este viernes alcanza su tercer día. Horas antes del vídeo en el que augura una noche compleja, aparecía en otra grabación rodeado de su equipo más próximo. Aseguró que mantiene las riendas del país. El presidente trata con ese mensaje de mantener una moral que ha ido bajando según pasan las horas. A pie de calle, no hay demasiadas dudas de que el presidente de Rusia, Vladímir Putin, persigue el objetivo de descabalgar el actual Gobierno e imponer uno filorruso. La Unión Europea y el Reino Unido han anunciado que van a tratar de bloquear los activos tanto del presidente Putin como de su ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov.
Mientras, los habitantes de Kiev tratan de sobrevivir más allá de las tensiones diplomáticas y del diseño de las sanciones destinadas a dañar a Rusia. Para ellos importa, esencialmente, su seguridad, que se mide por la caída de proyectiles desde el aire sobre zonas habitadas por civiles y el estrechamiento del cerco sobre la capital que llevan a cabo las tropas del Kremlin por tierra.
¿Qué será lo próximo? Se preguntan muchos vecinos ante una incógnita casi imposible de despejar no solo en la capital sino también en el resto de ciudades del país. Este viernes, EL PAÍS fue testigo del repliegue de las tropas ucranias en uno de los puentes que dan acceso al centro de Kiev en medio de disparos por ambas partes.
Decenas de miles de ciudadanos han escapado en las últimas horas pese a que Zelenski afirma también en el vídeo que los habitantes permanecen en estos momentos difíciles en Ucrania. La mayoría de los que huyen son mujeres y niños. Su ruta habitual es hacia el oeste del país, desde donde muchos dan el salto hacia Polonia, Rumania, Eslovaquia o Hungría.
En la noche de este viernes, mientras se iban acumulando más y más personas en los refugios antiaéreos, había controles de carretera diseminados por distintas vías de comunicación de Kiev, que cuenta con unos tres millones de habitantes. Por las avenidas circulaban algunos vehículos militares ucranios. Todo esto ocurre en una urbe bajo toque de queda, pero que ni siquiera en las horas centrales del día recobra cierta actividad normal: los comercios están cerrados; la educación, suspendida y el tráfico casi se ha esfumado.
Mientras, Putin había reclamado a los militares ucranios que dieran un golpe de Estado. “Tomen el poder en sus manos. Para nosotros será más fácil llegar a un acuerdo con ustedes que con esta pandilla de drogadictos y neonazis que ocuparon Kiev y tomaron como rehén a todo el pueblo ucraniano”, dijo el mandatario durante una reunión de su Consejo de Seguridad. Pese a sus llamamientos, el Ejército ucranio se resistía a rendirse pese a su apabullante inferioridad frente al invasor.
Kiev propuso a Moscú negociar su estatus de neutralidad a cambio de la paz. El portavoz de Putin, Dmitri Peskov, confirmó que el mandatario está dispuesto a hablar con las autoridades ucranias en Minsk. Pero nada hace indicar que los rusos ofrecieran una tregua. Horas antes, Lavrov había subrayado que Zelenski ya había perdido “su oportunidad”. Las negociaciones, advirtió el ministro, solo se retomarían “después de la restauración del orden democrático”. Esto significa, traducido del lenguaje del Kremlin, que solo pactarán con un nuevo Gobierno, más proclive a dar el sí a las reclamaciones de Moscú. Putin advirtió que si había más víctimas civiles, sería solo culpa de los ucranios. Horas después, el portavoz de Zelenski, Sergii Nykyforov, señaló en sus redes sociales que los equipos de ambos gobiernos mantienen conversaciones para tratar de fijar un lugar y una fecha para una posible reunión de negociación, según informó Reuters.