Por David Ordaz
Este sexenio no ha sido bueno para la moneda nacional. Su paridad frente al dólar ha abierto una brecha que ya impacta en el bolsillo de los mexicanos, y a nivel empresas, la fuga de capitales es una muestra de que el peso no es una divisa totalmente confiable para la inversión.
Pese a que casi todas las monedas de América Latina se han visto impactadas frente al dólar estadounidense, el peso mexicano es de los más golpeados y su depreciación ya está en niveles históricos, principalmente ante la expectativa sobre la decisión de la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos de que modifique sus tasas de interés.
Cuando Enrique Peña Nieto llegó a la Presidencia en 2012, el dólar tenía una paridad de 12 pesos, pero cuatro años después la diferencia es notable al ubicarse en cerca de 19 pesos por dólar.
Durante esta administración, la divisa se ha devaluado 21 por ciento y solo en los últimos cinco días ya acumula una depreciación de 5.61 por ciento en cinco jornadas consecutivas, su segunda peor racha bajista del año, solamente detrás del 11 de febrero, cuando se depreucio 6.43 por ciento en seis días.
Cuando el año pasado el Fondo Monetario Internacional (FMI) anunció su recorte de crecimiento para México a menos del 3 por ciento para 2016, todo parecía un tema de números; sin embargo, el ajuste representó una baja del 20% en las expectativas que tenía el gobierno a inicios del año.
Algunos especialistas consideran la teoría de que si a Estados Unidos le va bien a México en consecuencia también debe irle bien, pero en realidad no es necesariamente así.
Un posible aumento en las tasas de interés por parte de EU podría provocar una fuga de capitales especulativos que generarían la caída de la economía en una espiral económica negativa.
La influencia del gigante asiático
Por si esto fuera poco, las preocupaciones sobre el ritmo de crecimiento de China y el temor de que su desaceleración contagie a otros grandes motores como Estados Unidos, también han impactado de forma negativa a la moneda nacional, ya que un menor crecimiento del gigante asiático puede generar más presión a los mercados emergentes, que son más exportadores de materias primas, considero un analisis de Banco Base.
Además, se debe agregar otro tema demasiado relevante para México: el petróleo. Si la Reserva Federal decide subir las tasas, México enfrentaría un panorama de un dólar caro y petróleo barato y en automático habría un menor crecimiento.
Actualmente la mirada está fija en la barrera psicológica de los 20 pesos por dólar, pero deberían estar enfocadas en el sector energético, considerado el ancla de la economía pese a la tan anunciada reforma energética que no ha detonado como se esperaba.
A fines de mayo, el precio del petróleo está casi 50% por debajo de lo que estaba hace 1 año, cuando en julio de 2014 se ubicó en 102.1 dólares por barril, mientras que el precio julio 2015 fue de 53.39 dólares por barril, según datos de Pemex.
A un paso de llegar a ese escenario, el impacto a la economía nacional sería directo y contundente, si se toma en cuenta que el petróleo representa el 24% de los ingresos totales del sector público y 6% del Producto Interno Bruto (PIB), según cifras de la Secretaría de Hacienda.
Lo cierto es que si la Reserva Federal aumenta sus tasas, es probable que el Banco de México (Banxico) se vea obligado a aumentar la tasa de referencia y que los bancos consoliden este aumento en sus tasas de interés. El tema no es si lo subirá, sino cuándo ocurrirá.
El peso y su soledad
Este panorama hace vital el trabajo del equipo comandado por Agustín Cartens, pues uno de los objetivos que tiene Banxico es mantener un equilibrio entre la moneda nacional y otras divisas internacionales.
Sin embargo, datos del propio instituto se comenta que el peso se ha quedado solo en su lucha frente al dólar, ya que desde el 20 de mayo pasado, el banco central no ha realizado operaciones de mercado, es decir venta de dólares para proveer liquidez y equilibrar la paridad entre las monedas.
En consecuencia, la depreciación del peso en lo que va de mayo es la peor desde 2012, cuando cerró con una caída de 9.69 por ciento, reportaron datos de Banxico.
Diversos analistas han señalado que ante la caída reciente del peso es probable que Banxico actúe, ya sea con una venta de dólares, o incluso elevando su tasa referencial, que actualmente se ubica en 3.75 por ciento.
El gobernador de Banco de México está cada vez más presionado por una posible alza de tasas de interés, con la fuerte depreciación del peso y las expectativas de un incremento de tasas en Estados Unidos. Pese a esto, no todos pierden con la crisis del peso frente al dólar.
Alrededor del 80 por ciento de las exportaciones mexicanas se hacen a Estados Unidos, o sea que una empresa que vendía a 1 dólar ganando 14 pesos hace un año, ahora lo venderá al mismo dólar pero ganando 18 pesos.
Sugerencias en un escenario de depreciación
Además de exportar, las empresas con bajo nivel de deuda en dólares, se verán favorecidas en sus ingresos totales al convertirlos en pesos. Mientras tanto, empresas con alta deuda en dólares y que no reciben ingresos en la misma divisa se verán afectados.
Ante ese escenario ¿qué movimientos se pueden hacer?
De acuerdo a un analisis de Moody’s Investors, quien quiera un nuevo crédito, éste será más caro y tendría una menor capacidad de pago, pero si ya se tiene una deuda, se debe buscar liquidar la deuda cuánto antes y no adquirir una nueva.
Si se tiene una deuda en dólares, se tendrá que pagar la diferencia de tipo de cambio sobre la deuda pero si se es exportador, lo aconsejable es intentar vender todo lo que se pueda para sacar provecho al tipo de cambio.
Si es importador, se debe buscar negociar un precio promedio para el dólar hacia el fin de año, pero hay que evitar embarcarse en negocios cuya actividad principal sea la importación.