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11 de Mayo de 2024

Cultura

Muere a los 88 años el periodista Julio Scherer, fundador del semanario Proceso

El periodista Julio Scherer García, fundador del semanario Proceso, falleció esta madrugada a consecuencia de un choque sépt

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MÉXICO.– El periodista Julio Scherer García, fundador del semanario Proceso, falleció esta madrugada a consecuencia de un choque séptico.

El semanario político que dirigió desde hace 38 años confirmó la noticia del deceso, y señala que el periodista y quien fuera director del diario Excélsior “llevaba poco más de dos años enfermo, principalmente de problemas gastrointestinales”, y en abril de este año cumpliría 89 años.

En un texto escrito por Alejandro Caballero se menciona que el pasado 17 de octubre Scherer García realizó lo que sería la última visita al semanario y “al despedirse, a las puestas de las oficinas del semanario que fue su vida durante sus últimos 38 años, dijo a este reportero, con los ojos húmedos, que Proceso había costado muchos sacrificios y trabajo y se despidió intentando una sonrisa.

“Prometió, con un hilo de su voz, que regresaría para el aniversario 38 del semanario. Ya no pudo.

“Siempre lejos de los reflectores, renuente a las entrevistas, fiel a su estilo de vida, sus funerales serán privados”.

Julio Scherer (ciudad de México, 1926) inició en el periodismo en “la década de los cuarentas del siglo pasado, antes de cumplir los 18 años, Scherer García ingresó al diario Excélsior. Tuvo una carrera fulgurante. Inició como mandadero de la redacción y unos días antes de cumplir los 22 años ya publicaba en el vespertino Últimas Noticias y un año después en Excélsior, en cuyas páginas se pueden encontrar notas, entrevistas y reportajes bajo su firma, de septiembre de 1949 a abril de 1976”, refiere el texto que publico la revista Proceso con motivo del deceso de su fundador.

Fue reportero de asuntos políticos y, sucesivamente ocupó los cargos de jefe de información, subdirector editorial y auxiliar de la dirección general.

Elegido por la asamblea de accionistas, Scherer asumió la dirección del entonces el diario más importante del país, a los 42 años, el primero de septiembre de 1968. Desde esa posición, acabó confrontado con los presidentes Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970) y Luis Echeverría (1970-1976).

A su salida de Excélsior, el 6 de junio de 1976, luego de una maniobra orquestada desde la presidencia de Echeverría, junto con decenas de compañeros de aquel diario fundó el semanario Proceso, cuyo primer número apareció el 6 de noviembre de 1976.

Scherer García, quien asumió la dirección de Proceso a los 50 años, nunca dejó la actividad reporteril. El 7 de diciembre de 2014, un mes antes de su muerte, de 88 años, publicó su último texto a propósito del fallecimiento del también periodista y escritor, su amigo, Vicente Leñero.

Considerado el mejor periodista mexicano de la segunda mitad del siglo pasado y de lo que va del actual, Scherer García estudió la carrera de Derecho y de Filosofía en la UNAM, pero pronto acabó por dirigir todos sus esfuerzos a lo que sería su máxima pasión: el periodismo.

No hubo tema que no tocara: pobreza, menores de edad, desastres, tragedias, conflictos estudiantiles, protestas laborales, religión, grilla política, asuntos internacionales, pintura, literatura y las artes en general, aunque el de la corrupción gubernamental aparece como una constante.

Bajo su dirección, Proceso publicó portadas memorables como aquella titulada El hermano incómodo, del 19 de noviembre de 1994, acompañada de una foto del recientemente exonerado Raúl Salinas de Gortari.

O esa de La casa de Durazo en el Ajusco en julio de 1983, sobre las corruptelas del que fuera jefe de la policía capitalina en el sexenio de José López Portillo, junto a otro reportaje sobre El Partenón, una narco mansión construida para ese siniestro personaje en Zihuatanejo, Guerrero.

Recordada también es la portada de enero de 1983 con el título El refugio de López Portillo en Acapulco, cuyo reportaje en interiores se destacó curiosamente con la cabeza: Una casita blanca de 2 millones de dólares en Puerto Marqués.

El 8 de enero de 1994, el país en un hilo por la declaración de guerra del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, en la redacción de Proceso se recibió una invitación del EZLN dirigida a Scherer García para que este, junto con la Premio Nobel, Rigoberta Menchú y el obispo Samuel Ruíz, fungieran como intermediarios ante la eventualidad de un diálogo con el gobierno.

La respuesta del entonces director de Proceso lo pintó de cuerpo entero:

“Agradezco la inclusión de mi nombre al lado del obispo Samuel Ruiz y de la señora Rigoberta Menchú. Sin embargo, mi condición de periodista me obliga a la imparcialidad, difícil de sostener en la doble condición de mediador y cronista de los acontecimientos que vivimos. Debo, pues, cumplir exclusivamente con las reglas de mi profesión”.

Durante su carrera de reportero, estuvo en la primera línea de acontecimientos que marcaron la historia de América Latina: documentó la revolución guatemalteca en 1954; acompañó al general Lázaro Cárdenas en su visita a la Cuba de los años 60; fue testigo de la invasión de República Dominicana por Estados Unidos en 1965; presenció los últimos momentos de Salvador Allende en Chile y los posteriores crímenes del régimen de Augusto Pinochet en 1973; reportó las crueldades de la dictadura militar argentina y la guerra sucia en Uruguay en 1976; además de que cubrió la revolución en Nicaragua y El Salvador.

De la misma manera, viajó como reportero a otros confines del mundo para documentar hechos del siglo XX: abrió las herméticas puertas de la Sudáfrica racista en febrero y marzo de 1974; estuvo presente en la hambruna en Bangladesh en diciembre del mismo año, y reportó la revolución de los ayatolas en Irán.

A lo largo de su trayectoria, destacan las reveladoras entrevistas que hizo a personalidades políticas como: John F. Kennedy, el Che Guevara o Augusto Pinochet, entre muchas otras. Mientras que en los campos científicos y artísticos, no se escaparon de sus incisivas preguntas personajes como el músico soviético Shostakovich, el dramaturgo estadunidense Arthur Miller, los pintores mexicanos David Alfaro Siqueiros, Diego Rivera y Rufino Tamayo, ni los premios Nobel Octavio Paz y Pablo Neruda.

Asimismo, fue durante varios años catedrático de periodismo en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.

Scherer García recibió en 1971 el premio María Moors Cabat y en 1977 fue reconocido como el periodista del año por Atlas Word Press Review de Estados Unidos.

En 1986 se le entregó el premio Manuel Buendía 1986 y dos años después rechazó el Premio Nacional de Periodismo, que en ese entonces entregaba el presidente de la república en turno.

En 2001 recibió el reconocimiento Roque Dalton y en el 2002, quizá el reconocimiento que más lo conmovió: el Premio Nuevo Periodismo CEMEX-FNP, promovido por el escritor Gabriel García Márquez, en la modalidad de homenaje.

Un año después, aceptó el Premio Nacional de Periodismo, cuando su organización y entrega se había ciudadanizado.

Ya el 20 de marzo de 2014 recibió el grado de doctor honoris causa de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca.

Y el 3 de octubre pasado, otorgada por el Proyecto Cultural Revueltas, recibió la medalla John Reed por su trayectoria periodística y sus contribuciones a la libertad de expresión.

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