URUGUAY.– “Gracias por tus abrazos, criticas, cariño y, sobre todo, gracias por tu hondo compañerismo en cada una de las veces que me sentí solo en el medio de la Presidencia. No dudes que, si tuviera dos vidas, las gastaría enteras para ayudar a tus luchas, porque es la forma más grandiosa de querer la vida que he podido encontrar a lo largo de mis casi 80 años. No me voy, estoy llegando, me iré con el último aliento, y donde esté estaré por ti, contigo, porque es la forma superior de estar con la vida”.
Así se despidió el mandatario uruguayo, José Mujica, dirigiéndose a su pueblo, del que se despidió el viernes 27 de febrero, pues el domingo concluye su gobierno.
Este día, participó del tradicional arriado del pabellón nacional en la Plaza Independencia.
Antes de finalizar el acto, el Presidente uruguayo leyó unas líneas que escribió —contrariamente a su estilo habitual, según sus propias palabras—, para despedirse de la ciudadanía. Les agradeció por haberle regalado los últimos cinco años en la Presidencia de la República y rememoró las vivencias de su niñez.
Se remontó a su época de adolescente protegido por una madre fuerte y dura, transcurrida en un mundo de posguerra y luego el dolor de la “España emigrada”, época en la que Uruguay, sin darse cuenta, dejaba de ser la “Suiza de América” para dejar paso a una nación llena de anhelos por un mundo más justo, “sin que lo mío y lo tuyo nos separara”, dijo.
“Nuestra democracia comenzó a enfermar porque nada había para repartir y sin darnos cuenta caminábamos hacia la confrontación (…) mientras el mundo se sumía en una guerra fría (…) vivimos años de estancamiento, de utopía militante en la que terminamos jugándonos todo, como muchos otros. Sufrimos e hicimos sufrir y somos conscientes, pagamos precios enormes, pero seguimos por milagro vivos y templados (…) mucho más humildes y republicanos, porque nos quedó incrustado que nadie es más que nadie”, subrayó Mujica.
Estas experiencias de vida, según el Presidente, fueron las que le permitieron evolucionar hacia una vida liviana de equipaje, que le deja tener el mayor tiempo libre posible para volcarlo socialmente a lo largo de toda su existencia, “por ser nuestra forma de felicidad posible”.
“Al cabo de tanto trajín supimos que la lucha que se pierde es la que se abandona”, expresó Mujica visiblemente emocionado y agregó: “No hay ningún final sino el camino mismo al que muchos otros arrimarán lo suyo para continuar la lucha”. Lamentó que estos cinco años hayan pasado tan rápido, en una lucha permanente entre solidaridad y egoísmo.
En el acto, estuvieron presentes en este acto el presidente electo, Tabaré Vázquez y el vicepresidente Raúl Sendic, junto al gabinete ministerial actual, el electo, legisladores y demás autoridades nacionales. (Aristegui Noticias)