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27 de Abril de 2024

Cultura

Joven bailarina progreseña se integrará a la compañía de ballet de la Ópera de El Cairo

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Tomar la decisión de dedicarse a la danza no ha sido algo tan sencillo para la joven progreseña Susana Sánchez Romero, quien en diferentes momentos de sus 20 años de edad ha considerado la posibilidad de hacer un alto en su vida de bailarina.

Pero, como ella misma relata con humor, “la vida me ha hablado con respecto a esto”. Lo hizo en marzo pasado, cuando en la Competencia Internacional de Ballet y Danza Contemporánea “Domenico Modugno”, en Bari, Italia, le ofrecieron un contrato de un año para actuar con el ballet de la Casa de la Ópera de El Cairo. (Cairo Opera Ballet Company)
Y aceptó.

Según publica Valentina Boeta en el portal Yucatán Baila, la joven progreseña viajará en julio próximo a Egipto para establecerse en su capital y en agosto comenzará su relación laboral con la institución artística, cuyo complejo consta de siete teatros, una biblioteca, una galería de arte y un museo.

Antes de ser seleccionada para viajar a la competencia en Italia, Susana había decidido enfocarse en sus estudios de Diseño y Producción de Moda en la Universidad Anáhuac Mayab. Sus planes cambiaron con el curso que en octubre de 2017 ofreció el maestro Valentín Bartes en Milne Academia de Danzas, escuela a la que Susana ingresó hace tres años. El profesor la incluyó entre los alumnos a los que invitó a asistir al concurso en Bari, en el que la joven, originaria de Progreso, fue considerada uno de los 15 mejores participantes en la categoría Senior Classical (David Álvarez Acevedo, otro estudiante de la academia yucateca, se ubicó también en este grupo).

En la variación de Kitri del tercer acto de “Don Quijote”, en Bari. La fotografía es de Clarissa Lapolla

Ir al certamen en Bari era una oportunidad que no podía ignorar, según admite. No la ignoró tampoco cuando fue elegida para competir en las finales del Youth America Grand Prix (YAGP) en 2010 y 2012 en Nueva York ni cuando En Pro del Talento Veracruzano (ProVer), en Córdoba, la admitió primero a los 12 años y después a los 19 para que recibiera preparación durante unos meses.

En su segundo período de formación en Veracruz le surgieron dudas sobre su futuro. “Al principio era mi intención quedarme ahí, pero tuve una crisis de ‘quiero ser bailarina, no quiero ser bailarina, quiero estudiar la carrera, no quiero estudiar la carrera…’”, dice riendo.

“Estuve siete meses en alto rendimiento, iba de 9 de la mañana a 2 de la tarde y luego de 4 hasta las 9 o 10, dependiendo de si había ensayo o no. Me entró cierta melancolía de la escuela, de mis amigos”.

De regreso en Mérida, Susana (quien antes fue alumna de los maestros Finita Blanco, Érika Argüelles y Víctor Salas) pensó en enfocarse en su carrera como diseñadora, aunque no dejó de asistir a clases de danza. “Es para mí un momento de desestrés, de desajenarse del mundo, porque si no te concentras no te sale el ejercicio”.

Entonces llegó el curso del maestro Bartes y la invitación a viajar a Bari. Preparó la variación de Kitri del tercer acto de “Don Quijote” y la del Grand Pas Classique. Este último “siempre lo había querido hacer; dije: ‘Éste es el momento, ahorita o nada…’”, recuerda con una sonrisa.

Además del contrato en la Casa de la Ópera de El Cairo, a Susana le ofrecieron un período como aprendiz en el Ballet de Jalisco, que rechazó para aceptar la propuesta laboral en Egipto. “Entiendo que la cultura es diferente, voy a conocer otro idioma, otras costumbres. Al final dije: ‘Bueno, ¿por qué no?’”.

Para la maestra Milne Barrera Mañé, directora de la academia, éste sería el punto de partida para que Susana desarrollara su carrera en una compañía profesional, ya sea ascendiendo en la agrupación cairota o aprovechando la cercanía con Europa para audicionar en alguna de sus agrupaciones.

“Cuando llegó con nosotros nos propusimos como escuela buscarle una oportunidad, ponerla a bailar, bailar y bailar… ver hacia dónde perfilarla para que pudiera lograr aquello para lo que nació”.

En Milne Academia de Danzas sentían que Susana y otros alumnos seleccionados para competir en Bari en las categorías de más edad “ya estaban preparados para ingresar a una compañía; no estábamos buscando una beca para una escuela en la que pudieran continuar su formación, sino que lo que les falta por aprender ya es sobre el escenario”.

Participante en dos ocasiones en el Concurso Nacional de Ballet Infantil y Juvenil y en el Attitude de 2015 (obtuvo el tercer lugar en la categoría preprofesional), Susana indica que sería la primera mujer mexicana en formar parte del ballet de la Casa de la Ópera, cuyo repertorio es sobre todo clásico.

Un contrato laboral para desarrollar su arte es algo que anhela todo bailarín, dice Susana. Y esto “es algo que he hecho tanto tiempo que hay que aceptar que todo el sacrificio, todo el esfuerzo, todo el sudor derramado va hacia allá”.

Este texto fue editado por el equipo de redacción de ProgresoHoy.com. Colabora con nosotros enviando reportes, quejas ciudadanas, o noticias a nuestras redes sociales, escribe a nuestro correo [email protected], o envía mensaje, fotos o vídeos a nuestro WhatsApp al número 9991-501547.

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